¿Has considerado alguna vez que dentro de ti hay una multitud de voces, de «partes», cada una con su propia perspectiva, deseos, miedos y funciones? ¿Y si te dijera que estas partes internas, para funcionar de la manera más sana y beneficiosa, necesitan conocerte realmente?
Todos tenemos una identidad central, una esencia, conocida en algunos círculos como el «Self». Este «Self» debería ser el conductor principal de nuestro vehículo interno, el que está al mando. Sin embargo, para que nuestras partes internas puedan confiar en este «Self» y permitirle tomar el control, necesitan conocerlo.
Aquí es donde el modelo de los Sistemas Familiares Internos (IFS) ofrece una visión reveladora. Según la IFS, el «Self» no es una amenaza para nuestras partes, sino un aliado. Cuando el «Self» está al mando, nuestras partes internas no están siendo ignoradas o reprimidas, sino comprendidas y cuidadas.
Este reconocimiento ocurre a través de un proceso de comunicación y confianza. A medida que el «Self» se acerca a cada parte con curiosidad, compasión y calma, y muestra una disposición para entender y atender sus necesidades, estas partes empiezan a confiar en él. Empiezan a ver que el «Self» puede proporcionarles seguridad y liberarlas de las cargas que han estado llevando.
Cuando nuestras partes internas confían en nuestro «Self» y le permiten tomar el control, ocurre una transformación. Estas partes empiezan a liberar sus cargas emocionales, sus creencias limitantes, sus roles y responsabilidades innecesarios. Se liberan para ser lo que realmente son y lo que realmente quieren ser.
Esto trae una nueva energía a nuestras relaciones y una paz profunda y armonía a nuestro sistema interno. Nos permite vivir de una manera más auténtica, alineada y satisfactoria. Nos permite sanar.
Porque cuando nuestras partes internas realmente nos conocen, podemos empezar a vivir nuestra vida desde nuestra verdadera esencia, llevando una luz de amor, paz y comprensión a cada rincón de nuestro ser.