“La sombra es el camino” María Clavé.

la-sombra-es-el-caminoAunque también nos intriga, por lo general tendemos a huir tanto de lo desconocido como de aquello que no nos gusta-¿tal vez porque lo desconocemos?- pero… ¿cómo huir de esa parte olvidada y oculta de nuestra personalidad?;¿ese lugar recóndito, agazapado en nuestro inconsciente que se ha convertido en el rincón en una especie de “saco de desperdicios” donde han ido a parar las sensaciones generadas por las experiencias de rechazo?. Un gran intento por negar los episodios que, por otra parte, fueron tan importante en la vida de uno y que ahora nos avergüenza?. ¿Cómo huir de la propia sombra?.

Según Carl Jung, preferimos ser perfectos que completos, por lo que nos negarnos a reconocer la sombra oscura de nuestro inconsciente; y eso, decía, nos hace más vulnerables porque nos creamos la ilusión de estar permanentemente en la luz, en la verdad.

Este pseudo-posicionamiento nos produce verdaderos conflictos a la hora de percibir la realidad que nos rodea, nos priva de la posibilidad de vivir la vida con mayor plenitud, con mayor autenticidad. Por esa razón Jung consideraba que el ser humano no se podía permitir ignorar la riqueza que habitaba en su inconsciente, y que las personas que dedican el esfuerzo necesario para reconciliarse con su sombra, hasta el punto de reintegrar sus proyecciones, hacen una gran bien a la humanidad.

Pero la sombra no comprende solamente aquella información que deriva de nuestras experiencias de renuncia, -material reprimido por desear agradar a otros-, sino que también contiene los talentos que las personas no han podido desarrollar a causa de factores fuera de su control, que les han desviado del camino del descubrimiento de su potencial. Una razón de peso para que nos aventuremos a explorarla, reconocerla y aceptarla, como una parte importante de nuestro ser. He aquí porque la sombra de nuestro inconsciente también tiene dos caras como las monedas, es imposible contemplar la cara ignorando que detrás esconde la cruz.

La luz que buscamos, no siempre está ahí fuera, más bien al contrario, la luz que encontramos ahí fuera es un reflejo de nuestra propia luz; así cada uno ve la luz en función de la que emite. Quisiéramos permanecer siempre en la parte iluminada (¿positiva?), pero ¿en qué favorecería eso nuestra inquietud por evolucionar y ser mejores?. Sería como vivir (o morir como las polillas) cegado por la luz constante. ¿Dónde residiría la diferencia que marca la diferencia que exige cualquier proceso de aprendizaje? ¿Cómo sabríamos hacia dónde avanzamos si tan siquiera podríamos ver la proyección de nuestra sombra que nos indica dónde está el norte,?. Rechazar lo que nos hace sufrir sólo es una huida, no la solución.

Fuente: María Clavel

http://aepnl.com/articulos/la-sombre-es-el-camino-por-maria-clavel/

 

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