Una experiencia auditiva para ganar espacio interno y recuperar la capacidad de observar lo que sentís (sin quedar atrapado en ello).
Existe una tensión automática que se dispara cuando no nos gusta lo que hay adentro. Es un impulso urgente de “corregirnos”, de salir del estado actual a la fuerza. Queremos avanzar, soltar, resolver ya.
Y sin darnos cuenta, nos empezamos a empujar. Nos tratamos como si fuéramos un problema mecánico a reparar y no una conciencia que está experimentando algo.
Pero la biología es sabia: cuando forzamos el sistema para que se “abra” o “cambie”, este se cierra más fuerte para protegerse. La presión bloquea el espacio.
Hoy quiero regalarte algo diferente. No es una teoría para que estudies, sino una pausa para que experimentes. He preparado esta miniserie de 6 audios breves para acompañarte, paso a paso, en la mecánica de “Estar sin empujar” con vos mismo.
Es un recorrido vivencial diseñado para ayudarte a ganar esa distancia técnica, notar cómo se genera aire alrededor de lo que sentís, y recuperar la libertad de elegir.
Buscá unos auriculares, regalate unos minutos y dale play al primer paso.
1. La metáfora del puño (El inicio)
Para empezar, necesitamos entender qué pasa en tu cuerpo cuando te exigís “soltar” o “estar bien” a la fuerza.
Si intentás abrir un puño cerrado a la fuerza, la mano se tensa más. Pero si sostenés ese puño con suavidad, validando su necesidad de estar cerrado, la lucha cesa. En este primer audio exploramos la diferencia biológica entre la presión que te cierra y la presencia que te habilita. Hacé la prueba física mientras escuchás.
2. El primer despertar: De “Ser” a “Notar”
Cuando estamos mal, solemos estar “mezclados” con la emoción: decimos “soy un desastre”, “soy pura angustia”. No hay distancia entre vos y lo que sentís.
Aquí damos el primer micro-paso para despegarte. Es un cambio sutil en tu lenguaje interno: pasar de decir “Tengo miedo” a decir “Una parte de mí tiene miedo”. Ese pequeño aire que entra entre vos y la emoción es el comienzo de la libertad. Te convertís en la persona que nota lo que siente, en lugar de ahogarse en ello.
>>> Micro-práctica: El cambio en el lenguaje
3. La zona crucial: Notar tu propia reacción
Este es el punto donde la mayoría nos perdemos. Rara vez sentimos una sola cosa. Casi siempre sentimos el dolor original (el nudo, la tristeza) y, un milisegundo después, aparece una reacción automática que odia sentir ese dolor y quiere eliminarlo ya (ansiedad, autocrítica, desesperación).
En este paso te enseño a ralentizar tu proceso interno para ver esa “segunda capa”. Al notar tu propia reacción antes de que te secuestre, evitás que la lucha interna te agote.
>>> Micro-práctica: Atrapar el impulso en cámara lenta
4. Crear el espacio (La negociación interna)
Una vez que notaste a esa parte tuya tan preocupada y reactiva que quiere “arreglarte”, ¿qué hacés con ella? Si intentás echarla, vuelve con más fuerza.
Aprendemos a validar a tus propios protectores internos. En lugar de pelear, negociamos corporalmente: les pedimos suavemente que den un paso atrás, preguntándoles qué necesitan de vos para confiar y soltar el control un momento. No los eliminamos, los integramos para recuperar el aire.
>>> Micro-práctica: La negociación corporal
5. El contacto real (Auto-Corregulación)
Cuando se abre el espacio, nace una curiosidad nueva y cálida hacia vos mismo. Ya no preguntás “¿por qué me pasa esto?” con juicio, sino “¿qué es lo que te pasa?” con compasión.
Aquí exploramos qué hacer en el momento exacto en que tu dolor por fin se siente “sentido” y acompañado de verdad por vos. Es el momento donde tu sistema nervioso se calma al sentirse sostenido, permitiendo que la intensidad baje por sí sola.
6. El tesoro escondido y Cierre
Si lográs acompañarte sin empujar, descubrirás algo que cambia todo: detrás de todo malestar hay una parte tuya intentando cuidarte, aunque lo haga de formas que ya no te sirven (como la ansiedad que intenta prevenir el futuro, o la apatía que te obliga a descansar).
En este cierre descubrimos la “buena intención” de tus síntomas. Cuando la guerra interna termina y empieza la gratitud hacia tus propias partes, consolidamos esta nueva forma de tratarte.
Unas palabras finales
Este proceso no es magia; es amor propio aplicado en tiempo real.
Recordá que no necesitás hacerlo perfecto. Con que te animes a no empujar tu experiencia un solo segundo, ya estás creando el espacio sagrado donde tu propio sistema empieza a sanar.
Ojalá estos audios te sirvan como un permiso para tratarte con más suavidad.
Estar, sentirme, escucharme para soltar amorosamente hacia mi misma… Gracias!!