En el mundo de las terapias para el trauma, EMDR y Brainspotting suelen aparecer en la misma conversación. Y no es casualidad: comparten un mismo origen, pero han tomado caminos distintos. Entender sus diferencias ayuda a valorar qué aporta cada uno y cómo pueden servir mejor a las personas en distintos momentos de su proceso.
Un mismo origen
Ambos modelos nacen de una misma intuición:
👉 el movimiento ocular y la posición de la mirada están conectados con recuerdos, emociones y procesos internos.
- EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) fue desarrollado por Francine Shapiro en los años 80. Se apoya en un protocolo estructurado de 8 fases y utiliza la estimulación bilateral (movimientos oculares, sonidos o toques alternados) para reprocesar recuerdos traumáticos.
- Brainspotting, creado por David Grand en 2003, surge de su experiencia como formador de EMDR. Observó que mantener la mirada en ciertos puntos específicos del campo visual facilitaba el acceso directo al material traumático y al cuerpo, y desarrolló un método más orgánico y flexible alrededor de esa idea.
Qué caracteriza a EMDR
- Estructura clara: 8 fases definidas, fáciles de replicar e investigar.
- Amplia evidencia científica: es una de las terapias más validadas para TEPT.
- Velocidad en el reprocesamiento: puede ayudar a reducir síntomas en menos tiempo.
👉 Ideal cuando se busca un camino probado, con protocolos definidos y resultados medibles.
Qué caracteriza a Brainspotting
- Fluidez y organicidad: no sigue fases rígidas, se adapta al proceso del cliente.
- Acceso directo al cuerpo: trabaja a nivel subcortical, donde se guardan memorias y emociones preverbales.
- Presencia relacional: el terapeuta practica la “sintonía dual”, acompañando tanto la relación como el proceso interno del cliente.
👉 Ideal cuando se necesita un espacio más flexible, somático y centrado en el ritmo interno.
Semejanzas y diferencias en pocas palabras
- Semejanzas:
- Comparten el mismo origen en la observación de la mirada.
- Ambas buscan acceder al trauma y liberar memorias dolorosas.
- Las dos confían en la capacidad del sistema del cliente para sanarse.
- Diferencias:
- EMDR = estructura, protocolos, evidencia.
- Brainspotting = fluidez, acceso somático, presencia relacional.
- EMDR trabaja con estimulación bilateral; Brainspotting con la fijación de la mirada en un brainspot.
Conclusión: No es cuestión de elegir, sino de discernir
Pensar en EMDR y Brainspotting como “hermanos” es una buena metáfora: vienen de la misma familia, pero cada uno tiene su carácter propio.
- El “hermano mayor” (EMDR) es más estructurado y cuenta con una base sólida de investigación.
- El “hermano menor” (Brainspotting) sorprende por su profundidad intuitiva y su conexión directa con el cuerpo.
Para las personas que buscan sanar y para los terapeutas que acompañan, lo más valioso no es decidir cuál es mejor, sino entender qué camino se ajusta mejor a cada momento y a cada necesidad.
IFS: la tercera pieza que completa el cuadro
Tanto EMDR como Brainspotting se potencian al integrarse con Internal Family Systems (IFS), un modelo que aporta el marco relacional del Self y el reconocimiento de las partes internas.
- EMDR y Brainspotting abren las puertas al material traumático.
- IFS asegura que cada parte del sistema tenga voz y encuentre contención.
En conjunto, forman un trío poderoso que combina estructura, organicidad y profundidad relacional.