Cómo aplicar IFS en coaching sin entrar en lo clínico
En el trabajo con personas, hay herramientas que expanden nuestra mirada sin necesidad de cambiar nuestro enfoque central. Una de ellas es el Modelo IFS (Internal Family Systems), que propone una forma de comprender el mundo interno basada en el concepto de Partes y en la posibilidad de contactar con un centro interno de presencia, claridad y liderazgo, al que llamamos Self.
Para un coach ontológico, esta mirada no solo es compatible con su práctica: puede enriquecerla de formas profundas y concretas, sin necesidad de transformarse en terapeuta ni abordar experiencias traumáticas.
Lo que IFS puede aportar al coaching desde lo cotidiano
IFS es conocido por su potencia en el abordaje del trauma, pero sus herramientas más fundamentales —reconocer partes internas, conversar con ellas y generar espacio para el Self— pueden usarse perfectamente en espacios de coaching. Aquí no se trata de ir a la herida, sino de facilitar conciencia, diferenciación y relación interna, tres claves que ya forman parte del corazón del coaching transformacional.
9 Formas Concretas de Aplicar IFS en Coaching
Aquí te comparto una guía clara y práctica para coaches ontológicos que quieran incorporar esta perspectiva en su trabajo cotidiano, sin salirse de su rol ni de sus límites profesionales.
1. Identificar Partes Activas
Ayudá al cliente a poner nombre a los diferentes estados internos que lo habitan: su parte que quiere avanzar, su parte que duda, su parte que se enoja, su parte que busca aprobación. Esta simple distinción ya amplía la conciencia y abre el diálogo interno.
2. Detectar Polarizaciones
Muchas veces hay una parte que quiere cambiar… y otra que quiere quedarse como está. Explorar este conflicto interno (sin intentar resolverlo de inmediato) permite que el cliente escuche a todas sus voces internas, sin excluir ninguna.
3. Facilitar la Desmezcla
Cuando el cliente está tomado por una emoción o una postura (por ejemplo, el enojo, la autoexigencia o la confusión), podés ayudarlo a reconocer que “hay una parte que se siente así”, en lugar de identificarse completamente con ella. Esa distancia compasiva ya es un acto de liderazgo interno.
4. Explorar la Intención Positiva
IFS parte de una premisa radical: todas las partes tienen una buena intención, incluso si su comportamiento no es útil. Esta mirada cambia por completo la relación interna del cliente con sus miedos, bloqueos o autoexigencias.
5. Distinguir el Self
Cuando el cliente puede observar su experiencia con curiosidad, claridad y sin juzgar, probablemente esté conectado con el Self. Reconocer ese estado y ayudarlo a cultivarlo es una herramienta central del proceso de coaching.
6. Acompañar Decisiones Difíciles
En vez de empujar una decisión, se puede explorar qué partes están a favor, cuáles están en contra, qué teme cada una y qué buscan proteger. Esta práctica alinea el proceso de decisión con una escucha interna más profunda.
7. Preparar Conversaciones Difíciles
Antes de una conversación importante, se puede invitar al cliente a observar qué partes se activan, cuáles tienen miedo, cuáles quieren protegerse, y cuál puede ser la voz del Self en esa interacción.
8. Rediseñar desde el Consentimiento Interno
A veces los compromisos no se sostienen porque hay partes internas que no estuvieron de acuerdo. Trabajar desde el consenso del sistema interno ayuda a que las acciones sean más sostenibles y alineadas.
9. Fomentar el Auto-coaching
El cliente puede aprender a registrar sus partes, hablar con ellas, identificar desde qué lugar actúa, y cultivar momentos de presencia. Esto convierte el proceso en una experiencia continua de autoliderazgo.
No es terapia, es conciencia
El modelo IFS, aplicado en el coaching, no busca sanar traumas ni reprocesar heridas emocionales. Lo que propone es una forma más rica, más compasiva y más precisa de observar el mundo interno.
Y en ese sentido, puede ser una de las mejores aliadas para el coach que busca acompañar procesos de transformación reales, respetuosos, sin forzar ni invadir, sino creando el espacio donde la persona pueda escucharse mejor a sí misma.
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