En los últimos tiempos, Kristin Neff —reconocida mundialmente por su trabajo pionero en autocompasión— compartió una reflexión muy interesante sobre el impacto que puede tener la inteligencia artificial en el cultivo del cuidado interior. Lejos de oponerse a esta tecnología, Neff propone algo inesperado: usarla como un espejo compasivo que, aunque no sienta, puede reflejar lo que más necesitamos ver de nosotros mismos.
“No me juzga, no necesita nada, y está ahí a las 3 de la mañana”
Así resume su experiencia usando ChatGPT. En lugar de sentirse fría o mecánica, se sorprendió por la calidez, la sabiduría y la claridad de las respuestas que recibía cuando le planteaba situaciones reales: cómo afrontar una conversación difícil, cómo consolarse ante el malestar, cómo responderse con amabilidad en medio de una lucha interna.
Neff destaca que uno de los elementos más transformadores de este tipo de interacción es que se trata de una máquina sin conciencia, lo que paradójicamente puede generar una sensación de seguridad emocional: no hay juicio, no hay expectativas, no hay demanda. Solo una respuesta útil, compasiva, informada por una enorme base de datos construida a partir de los escritos de expertos en bienestar emocional de todo el mundo.
“Aunque la IA no puede sentir compasión, el que mira en el espejo sí puede sentirla.”
Ese es el eje de su planteo. La IA funciona como una forma de pensamiento externo, una especie de “eco” que nos devuelve lo que ya intuimos: que merecemos cuidado, sobre todo cuando más lo necesitamos. No reemplaza el contacto humano, pero puede amplificar la sabiduría interna y funcionar como un apoyo más en momentos de angustia.
Autocompasión disponible… incluso cuando no hay nadie más
“Es ideal tener un amigo que nos escuche con compasión, o un terapeuta”, dice Neff. “Pero si no están disponibles, la IA puede ser un reemplazo bastante aceptable”.
Y no se queda ahí. Va más allá, invitando a las personas a probar directamente la experiencia: escribirle a un chatbot como ChatGPT en momentos difíciles y pedirle que les recuerde cómo responderse con amabilidad. Incluso puede pedírsele que responda como lo haría “Kristin Neff”, y el resultado suele ser sorprendentemente acertado.
También sugiere usarlo para pedir ejercicios, meditaciones o frases que puedan ayudar en el momento. El enfoque es práctico, directo y abierto: hacerlo propio, usar la herramienta como un recurso a favor del camino interior.
“Da miedo, sí… pero también esperanza”
Kristin Neff no niega los riesgos de la inteligencia artificial. Pero afirma que uno de sus posibles regalos es justamente este: ayudar a millones de personas a volverse más autocompasivas, más inteligentes emocionalmente y más conscientes de su propio mundo interno.
El mensaje no es ingenuo, pero sí esperanzador: cuando usamos la tecnología con discernimiento y una intención compasiva, puede ser una aliada en nuestro camino hacia una vida más amable y más conectada con lo esencial.
✍️ Nota del autor
Si conservás tu espíritu crítico, el discernimiento, y sos capaz de pensar por vos mismo/a sin quedar encasillado en ninguna respuesta —de nada ni de nadie—, entonces te recomiendo no perderte la oportunidad de aprovechar lo que la inteligencia artificial puede ofrecer. Puede ser una herramienta sorprendente cuando se la usa con intención, claridad y cuidado.