Una enseñanza de Jorge Rivas sobre presencia, percepción y confianza radical en el proceso
De una conversación reciente con Jorge Rivas —counselor, docente y referente del Enfoque Centrado en la Persona en nuestro medio— surgieron reflexiones que valen la pena compartir. No solo por su profundidad, sino por la forma tan vivencial y actual en que Jorge encarna lo rogeriano. Con una mirada humilde, lúcida y completamente alineada con el espíritu del counseling, nos recuerda lo esencial.
A continuación, una síntesis fiel a sus palabras, que él mismo nos autoriza a compartir y que recomendamos especialmente a estudiantes, colegas y a toda persona comprometida con el acompañamiento terapéutico desde una actitud verdaderamente centrada en el otro.
El cliente es el gurú
“Yo uso siete palabras que me ayudan en las consultas por teléfono a estar presente con actitud ECP.
La primera es: gurú.”
Con esta palabra, Jorge sintetiza algo muy profundo: el cliente sabe en qué está metido.
No siempre lo puede nombrar. A veces está confundido, herido, perdido. Pero sigue siendo él quien tiene la clave de su propio proceso.
“El cliente es el gurú.
Es quien conoce sus propios límites —personales y colectivos— para ver qué y hasta dónde.
Es quien va a saber salir, cuando pueda, por donde se pueda.
Esa confianza total en la sabiduría del cliente es la más poderosa medicina que conozco.”
El fenómeno no está solo en el cliente: está en el campo
Jorge señala algo fundamental para la práctica rogeriana contemporánea: no basta con escuchar lo que el cliente dice, también es necesario observar lo que ocurre entre los dos.
“No habría que atender solo la comunicación que profirió, sino también la percepción.
Quizás el terapeuta percibió tensión… y se tensó.
Nosotros tendemos a ver eso como un fenómeno entre personas, algo que está aconteciendo en el campo.
Si yo estuviera ahí, lo primero que haría sería relajarme yo.”
Y cuando dice relajarme yo, no se refiere a una técnica para inducir un cambio en el otro. Se refiere a aceptar, sin lucha, lo que hay.
“Relajarme en que el cliente no está relajado.
Relajarme en que yo mismo no estoy relajado.
Relajarme en que hay tensión entre nosotros.
Y aceptar más y más eso.
No para provocar nada, ni como psicomagia.
Solo por estar ahí, plenamente, aprendiendo del contenido emocional de la experiencia.”
El proceso enseña
Para Jorge, cada encuentro terapéutico enseña. Pero no solo enseña al cliente. Enseña al terapeuta también. Enseña a través de la sabiduría organismica del proceso.
“Estoy aprendiendo con lo que el proceso está mostrando.
No solo con las transformaciones personales del cliente, sino con todas sus relaciones, sus inteligencias, su sabiduría organismica…
En un espacio abierto de posibilidades que le incumben a él.”
Esa es una postura terapéutica que no necesita tener respuestas, pero que ofrece presencia plena.
La primera condición: el contacto real
Finalmente, Jorge nos recuerda la primera de las seis condiciones de Carl Rogers: el contacto.
“Hay lo que hay. Llegamos como llegamos.
Puede estar pasándonos esto…
Y sin ni siquiera haber dicho una palabra, ya estamos entrando en una frecuencia distinta a la que el cliente traía.
Una frecuencia que acepta el sufrimiento de estar en lo que está pasando, o el sufrimiento de que no esté pasando lo que el cliente desea que pase.”
Recomendación
Desde Ser Libre queremos agradecer profundamente a Jorge Rivas por su generosidad al compartir esta mirada tan clara, profunda y comprometida con lo esencial del acompañamiento terapéutico.
Recomendamos especialmente este enfoque a counselors en formación, colegas ya formados, practicantes de IFS, coaches, y a toda persona que busca ayudar desde un lugar genuino de presencia, escucha y respeto por el proceso interno del otro.
Acercarse al trabajo de Jorge, asistir a sus clases, escucharlo y dejarse tocar por su modo de estar, es una oportunidad para aprender cómo el Enfoque Centrado en la Persona puede vivirse de manera encarnada, sencilla y poderosa en nuestro contexto.
Porque, como él nos recuerda:
el cliente es el gurú,
y nuestra tarea es confiar.