La importancia de Carl Rogers en IFS y el Enfoque Centrado en la Persona

El modelo de Internal Family Systems (IFS), creado por Richard Schwartz, tiene raíces en diversas corrientes terapéuticas, pero una de sus influencias más profundas es el Enfoque Centrado en la Persona (ECP) de Carl Rogers. Rogers revolucionó la terapia al colocar la relación terapéutica en el centro del proceso de sanación y al confiar en la sabiduría interna del cliente. Muchos de estos principios se reflejan en IFS, donde la presencia del Self desempeña un papel similar al del terapeuta rogeriano.

En este artículo, exploraremos cómo la visión de Rogers se conecta con IFS y cómo el ECP sigue siendo un pilar fundamental en este modelo.


1. El Enfoque Centrado en la Persona: La base de la confianza en el cliente

Carl Rogers desarrolló el ECP sobre tres principios esenciales:

  • Empatía genuina: Escuchar profundamente y comprender la experiencia del cliente desde su propia perspectiva.
  • Congruencia: El terapeuta se muestra auténtico y transparente en la relación terapéutica.
  • Aceptación incondicional: El cliente es acogido sin juicio, permitiendo que su experiencia interna se despliegue libremente.

Estos principios buscan crear un espacio terapéutico seguro, donde la persona pueda explorar su mundo interno sin miedo a ser juzgada o controlada. IFS adopta esta misma postura, pero aplicándola a la relación entre el Self y las partes internas.


2. La conexión entre Carl Rogers e IFS

Richard Schwartz, creador de IFS, reconoció que muchos de los problemas de sus clientes no se resolvían simplemente con enfoques externos. Al escuchar sus relatos, notó que hablaban de diferentes “partes” dentro de sí mismos, en conflicto unas con otras. En lugar de intentar modificar estas partes, aprendió a escucharlas con una actitud de curiosidad, aceptación y respeto, de la misma manera en que un terapeuta rogeriano escucha a su cliente.

Schwartz llevó más allá esta idea y descubrió que, cuando el terapeuta ayuda al cliente a relacionarse con sus partes desde un lugar de aceptación y empatía, emerge un estado interno natural de presencia, calma y claridad, lo que en IFS llamamos el Self. En otras palabras, el Self es la máxima expresión de la confianza que Rogers tenía en la sabiduría interna del cliente.


3. El Self como el terapeuta rogeriano interno

El Self en IFS encarna muchas de las cualidades del terapeuta en el ECP. Su presencia es:

  • Compasiva
  • Curiosa
  • Aceptante
  • No directiva
  • Paciente y confiada en el proceso interno

Así como Rogers promovía una relación terapéutica basada en la confianza y el respeto, IFS enseña a la persona a desarrollar esa misma relación interna con sus partes. El Self no trata de forzar cambios ni juzgar a las partes, sino que las acoge con la misma aceptación incondicional que un terapeuta rogeriano acoge a su cliente.

Este punto es crucial porque IFS no busca eliminar ni suprimir partes internas, sino comprenderlas y ayudarlas a sanar. En este sentido, la actitud del Self hacia las partes refleja la actitud rogeriana del terapeuta hacia el cliente.


4. La relación terapéutica en IFS y en el Enfoque Centrado en la Persona

En ECP, la relación entre el terapeuta y el cliente es la clave del cambio. Rogers creía que, cuando una persona se siente profundamente comprendida y aceptada, su sistema interno se reorganiza de manera natural hacia un mayor bienestar.

IFS lleva este principio al mundo interno: cuando las partes internas sienten la presencia del Self con aceptación y curiosidad, bajan su defensa y permiten la sanación. En otras palabras, lo que en ECP sucede entre terapeuta y cliente, en IFS sucede dentro de la propia psique del cliente.

Este cambio de paradigma es poderoso, porque significa que la persona no depende del terapeuta para sanar, sino que descubre en sí misma una fuente interna de sanación: su Self. La tarea del terapeuta en IFS, entonces, es ayudar a la persona a acceder a este estado y a establecer una nueva relación con sus partes.


5. Diferencias y aportes de IFS al Enfoque Centrado en la Persona

Si bien IFS y ECP comparten muchos principios, también hay diferencias importantes:

  • IFS trabaja con una visión interna más estructurada: Mientras que el ECP ve a la persona como un todo, IFS introduce el concepto de multiplicidad de la mente, ayudando a cada parte a encontrar su lugar dentro del sistema interno.
  • La diferenciación de roles en el mundo interno: En IFS, se identifican partes protectoras y heridas, lo que permite un trabajo más específico con cada una.
  • El concepto de “descarga” de las partes exiliadas: IFS incorpora un proceso más definido para liberar la carga emocional acumulada en las partes heridas, algo que el ECP no aborda de manera tan estructurada.

A pesar de estas diferencias, ambos enfoques coinciden en lo esencial: la sanación ocurre en un ambiente de aceptación, presencia y confianza en la capacidad del individuo para encontrar su propio camino.


Carl Rogers sentó las bases para una terapia basada en la confianza, la aceptación y la presencia del terapeuta como un facilitador del cambio. IFS lleva estos principios al mundo interno, permitiendo que la persona desarrolle esa misma actitud hacia sus propias partes.

En última instancia, el Self en IFS es la expresión interna del terapeuta rogeriano. Es un estado de conciencia que, en lugar de juzgar o intentar controlar, acompaña con curiosidad y compasión, creando el mismo espacio de seguridad que Rogers promovía en su terapia.

Esta conexión entre IFS y el Enfoque Centrado en la Persona no solo enriquece la práctica clínica, sino que también refuerza la idea de que la verdadera sanación ocurre cuando nos permitimos ser vistos, escuchados y aceptados—tanto por otros como por nosotros mismos.

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