Decálogo del terapeuta humilde

  1. Centrarte en la relación, no en los resultados. Tu enfoque es construir un vínculo de confianza con el cliente.
  2. Tener paciencia con el proceso de crecimiento del cliente. No esperes cambios rápidos o progreso constante.
  3. Confiar en la sabiduría innata del cliente para guiar su propia transformación. No asumas que tú tienes las respuestas.
  4. Validar las emociones del cliente sin juzgarlas. Acéptalo donde está, no donde crees que debería estar.
  5. Hacer preguntas con curiosidad en vez de dar consejos directivos. Deja que el cliente encuentre sus propias respuestas.
  6. Reconocer tus limitaciones como terapeuta. No tienes un poder ilimitado para “arreglar” al cliente.
  7. Atender tus propias heridas emocionales. Haz tu propio trabajo personal de sanación.
  8. Dejar tu ego y necesidad de sentirte experto. Sé humilde y aprende del cliente.
  9. Cultivar la compasión por el sufrimiento ajeno. No te apresures a querer aliviarlo.
  10. Soltar el apego a resultados. Confía en que el proceso terapéutico traerá crecimiento.