Este ser humano es una casa de huéspedes.
Cada mañana llega un nuevo huésped.
Una alegría, una depresión, una mezquindad,
algunos momentos de conciencia llegan
como visitantes inesperados.
¡Dales la bienvenida y entretenlos a todos!
Incluso si son una multitud de tristezas,
que violentamente barren tu casa
y la vacían de sus muebles,
aún así, trata a cada huésped honorablemente.
Puede estar limpiando para alguna nueva delicia.
El pensamiento oscuro, la vergüenza, la malicia,
recíbelos en la puerta riendo,
e invítalos a entrar.
Agradece a cada uno que llega,
porque cada uno ha sido enviado
como guía desde lo desconocido.
La reflexión:
En este breve pero profundo poema, Rumi nos entrega una poderosa metáfora para el viaje del autoconocimiento. Nos recuerda que cada emoción y experiencia, ya sea de alegría o tristeza, tiene su lugar y su propósito en el vasto panorama de nuestra existencia.
Poniendo en Práctica la Enseñanza de Rumi:
- Acogida: La próxima vez que sientas una emoción intensa, detente un momento. Imagínala como un huésped que toca a tu puerta. Dale la bienvenida.
- Curiosidad: Pregúntate qué mensaje trae este huésped para ti. ¿Hay algo que necesites aprender o algo que deba ser atendido en tu vida?
- Agradecimiento: Independientemente de lo cómodo o incómodo que te sientas, agradece a este huésped por su visita. Cada uno tiene su razón de ser, ayudándote a crecer y evolucionar.
“La Casa de Huéspedes” es más que un poema; es una invitación a abrazar la totalidad de nuestra experiencia humana. Al abrir nuestra puerta interna a cada emoción y pensamiento que llega, nos movemos más cerca de la comprensión y aceptación de nosotros mismos.
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