Sobre nuestro Ser
Todos tenemos un Yo, un Ser esencial.
Me gusta utilizar cualquiera de las dos expresiones Yo, o Ser indistintamente significando lo mismo. Es nuestra esencia, nuestra brújula emocional e intelectual. El núcleo de equilibrio psíquico, el asiento de la conciencia, la fuente interna de amor y de nuestros recursos.
El Ser no es una parte. Distingase el Yo de patrones, configuraciones, esquemas, o partes (prefiero llamarle partes). Las personas cuando están centradas en su Ser expresan: «es lo que soy, no es una parte». Es una percepción de sí mismos muy diferente y particular.
El Ser puede “percibir” las partes. Podemos observar o percibir las diferentes partes de nuestro sistema como pequeñas subpersonalidades que juntas forman nuestra personalidad o carácter. Por ejemplo nuestro enojo, nuestra angustia, también intenciones, deseos, aceptación, rechazo, etc. Algunas personas perciben sus partes como sensaciones. Otras personas escuchan sus voces “siento una voz que me critica todo el tiempo”. También pueden percibirse como imágenes representativas (veo esa parte de mi como una niña) y también hay personas que tendrán un mix de todas estas. La percepción puede variar según el momento de la experiencia.
El Ser puede “mezclarse” con las partes. Cuando las partes se activan y dan un paso al frente, ocupan el “asiento de la conciencia” se mezclan con el Ser y sentimos que somos esa parte. Por ejemplo el enojo. Cuando nos enojamos creemos que somos enojo y todo se ve de cierta manera, sin embargo luego que el enojo se retira podemos sentirnos y pensar muy diferente. Es como tener puestos un par de lentes de color. Se produce una mezcla de nuestro yo y esa parte. Si estamos muy mezclados o inundados por una parte no podemos relacionarnos con ella.
El Ser puede estar “separado” de las partes. Cuando las partes internas se relajan o se apartan del “centro de comando” no se siente tanto la mezcla. Al sentir la separación de las partes del Ser, afloran espontáneamente las cualidades naturales del Ser: calma, claridad, curiosidad, coraje, conexión, compasión, creatividad y confianza. Estas cualidades de nuestro Ser son la base necesaria para el trabajo de Armonizar tu Sistema Interior.
El Ser puede “relacionarse” con las partes. El Ser puede ser observador (Mindfulness) pero también puede interactuar con las partes de tu Sistema Interior. Puede puede prestarles atención, puede escucharlas, puede empatizar con ellas, y relacionarse con ellas, puede acompañarlas, abrazarlas, contenerlas, puede incluso negociar y también ayudarlas a realizar su labor. Recordemos que todas las partes tienen una buena intención y que buscan aportar a tu vida, al sistema.
El Ser posee las cualidades humanas universales necesarias para el relacionamiento interno con las partes. La Armonización del Sistema Interior es el fruto de una relación constructiva entre el Ser y las partes. En particular aquellas partes que estén sobrecargadas o sufriendo pueden ser aliviadas por el Ser.
Cuando las partes ceden algo de espacio y podemos estar junto a ellas, compartiendo el espacio interno. Durante ese momento es cuando podemos trabajar con ellas cultivando el relacionamiento adecuado. En principio siendo testigos, escuchando.. conociendo… comprendiendo.
Cuando el Ser está presente en el “puesto de comando” se puede relacionar adecuadamente con las partes generando armonía y equilibrio. Puede restablecer la armonía en tu sistema interior.
Cuando el Ser se relaciona con las partes heridas o sobrecargadas aliviando su carga. Ayudamos a estas partes y pueden encontrar otras formas más adecuadas de funcionar y de aportar al Sistema.
La posibilidad de la expresión m del Ser libera una fuente inagotable de comprensión y amor permitiendo a las partes afectadas afectadas sentirse profundamente contenidas y amadas, facilitando rápidamente su recuperación. Por eso resulta tan importante el acceso al Ser.
El Ser no necesita ser cultivado o desarrollado, es nuestro estado natural de expresar lo que somos.
Pueden haber muchas formas de acceder al Ser como prácticas de meditación, tradiciones espirituales y algunos modelos de psicoterapia o desarrollo personal.
Esta idea de que el Yo está sano, intacto y disponible para comenzar a liderar, con cualidades sanadoras sin importar quien seas y lo que hayas vivido, puede ser un poco difícil de aceptar.
Va en contra de todo lo que hemos escuchado tanto desde la ciencia como desde la religión.
Sin embargo la evidencia empírica va mostrando otra cosa.
Es tiempo de probarlo ! Te invito a realizar un par de ejercicios !